Probamos la Yamaha Vity 125: sentido común para la ciudad
[tab name='Mini Max']
Víctor Guerrero- No es una X-Max, ni una T-Max, ni menos todavía una V-Max, en todo caso, si no fuera una Vity la podríamos llamar Mini Max, porque te ofrece MÁXima agilidad, MÁXima capacidad de carga, MÁXimo ahorro, y todo en un tamaño muy pero que muy mini.
Si tanto destaca en estas facetas es porque pocos scooter quedan ya de la misma cilindrada y con llantas de 10 pulgadas, y nunca mejor dicho, porque la nueva Honda Lead ya monta llanta de 12" en la rueda delantera, pero a día de hoy, con permiso de la Piaggio ZIP 100 4T, es el modelo conceptualmente más parecido al Vity.
La actual tendencia se debe al momento álgido que están viviendo los maxiscooters y los scooters de rueda alta, más apropiados para desplazamientos que no sean únicamente urbanos. De todas maneras, los pocos que quedan, entre ellos el Vity, siguen ofreciendo ciertas ventajas a la hora de moverte por el tráfico diario, con una extrema ligereza que te permite levantarlo cuando sea necesario con tus propios brazos, sea la parte delantera o la trasera, tanto da (yo lo hice, sin grandes esfuerzos, para salir de la encerrona que me pusieron un par de coches en el garaje). Del mismo modo, no sólo te hace la vida más sencilla por su peso, sino también por su tamaño, tan reducido que entra en esos pequeños espacios donde la gran mayoría de motos no caben, y resulta muy práctico cuando te encuentras, por ejemplo, motos mal aparcadas en batería, ocupando su plaza y parte de la otra.
Pero claro, la cosa no acaba aquí porque el Vity tiene otras soluciones prácticas que te ayudan todavía más en tus desplazamientos diarios, siempre que no sean recorridos excesivamente largos, aunque te sorprenderás de su comportamiento en carretera, impropio de un scooter de este tipo.
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[tab name='La casa a cuestas']
Por muy pequeño y extremadamente bajito que se vea por fuera, el Yamaha Vity, por dentro, esconde una capacidad de carga excepcional, con espacio bajo el asiento para un casco integral y algo más, dependiendo de la imaginación que tengas a la hora de organizar tus cosillas. Si bien es verdad que en caso de que necesites dejar más objetos, será necesario que sea dentro del propio casco, o bien por fuera si se trata de papeles, trapos, u otras pertenencias de medidas reducidas.
Afortunadamente la cosa no acaba aquí, lo que no significa que se haya exprimido al máximo todo su potencial. Es decir, este scooter de Yamaha ofrece grandes soluciones para cargar de todo, aunque podrían pulirse algunos detalles. Con ello me refiero, únicamente, al espacio existente en los pies, que ganaría en funcionalidad si se incluyera una cerradura en la guantera para poder dejar algo más que simples plastiquitos o lo que lleves en los bolsillos mientras conduzcas, al tiempo que se protege el habitáculo de posibles lluvias. Además, el gancho para asegurar las bolsas mejoraría si pudiera cerrarse, o al menos si no fuera tan pequeño. En lo referente al suelo, sin irregularidades que molesten, ofrece espacio de sobras para depositar casi de todo y con seguridad.
Siguiendo con su funcionalidad, se ha potenciado acertadamente con la inclusión de un portaequipajes grande y resistente, que te permitirá transportar bastantes kilos de peso siempre y cuando los asegures correctamente. Sus funciones no terminan aquí, porque puede servir de paso como agarradera para el acompañante, con el único inconveniente de que rompe las líneas de la moto por sobresalir en exceso. En definitiva, una capacidad de carga excepcional, superior a muchos scooter de mayor cilindrada y prestaciones, aunque algo por debajo de la nueva Honda Lead.
Pero la practicidad de este scooter no sería la misma si no fuera por el caballete central y la pata de cabra, que aumentan considerablemente sus posibilidades en el momento de aparcarla.
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[tab name='Buena, bonita y barata']
Ya es hora de analizar detalladamente su comportamiento, ideal para sortear todas las barreras que se te presenten con el mínimo esfuerzo, al tiempo que se defiende dignamente cuando la sacas de la urbe.
No hace falta, creo, profundizar mucho en las ventajas derivadas de su tamaño y peso, fácilmente deducibles sólo con mirarla, y del todo confirmadas antes de iniciar la marcha. Para ello es necesario encender el motor, pero no sin llevarte una pequeña sorpresita, la que te das al ver la hendidura de la cerradura, o mejor dicho, al no verla, porque queda protegida por una tapita. El sistema lo puedes activar o desactivar fácilmente con la misma llave, y, la verdad sea dicha, te puede llegar a evitar algún que otro dolor de cabeza.
Tras el primer chispazo, el motor, de 125 cc 4T y refrigerado por aire, cobra vida emitiendo el sonido característico de este tipo de mecánicas, con un tacto suave desde el primer momento y una entrega de potencia progresiva y sin bajones, a pesar de tener una caballería inferior a muchos modelos de la misma cilindrada, quedándose en unos 8,7 CV (6,4 KW). La ventaja respecto al resto de scooters de 125 es su peso, ya que sus 106 Kg en seco compensan con creces su relativa falta de potencia, y a la hora de la verdad la aceleración es muy similar, y con un consumo menor. Además, es un motor lo suficientemente potente no sólo para tener una buena aceleración cuando la necesites, sino para irte por carretera hacia alguna población cercana con un mínimo de garantías, circulando entre 75 y 100 Km/h aproximadamente. Lo que sorprende en el Vity es que mantiene unos niveles de confort y estabilidad muy dignos cuando tientas sus límites en línea recta, a pesar de montar llantas de 10". Con ello no pretendo decir que sea una maravilla, pero la verdad es que se aguanta, y bien. Otra cosa es si te encuentras con las curvas, terreno en el que el Vity no brilla en exceso, lo que es fácilmente deducible en parte debido a su aspecto poco deportivo, aunque el colín no está nada mal y le da un toque sport.
Comentado este aspecto, poco queda ya por decir, tan sólo que es un vehículo lógico y muy económico, con un motor fiable y poco bebedor, y que frena correctamente gracias al disco delantero de 180 mm y al tambor trasero de 110 mm. Eso sí, ya puestos, rozaría la perfección como transporte urbano si se mejorara el tacto del asiento y su forma, que te obliga a conducir bastante adelantado, y si se incluyera un poco más de información en el cuadro de instrumentos, como un reloj o un cuenta kilómetros parcial, detallitos poco importantes vista la calidad del Vity, que sale por un precio de 1.849 € y está disponible en tres colores: Fancy Plum, Silver Tech y Midnight Black.
Una prueba de Víctor Guerrero
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Económica y barata, ideal para la ciudad.
Amortiguador trasero muy corto e incómodo.
Muy baja, toca fácil con aceras.
¡¡Hay que cambiar el aceite del motor cada 2.000 kms!! Creo que es una exageración hacerlo con ciclos tan cortos; cualquier buen aceite dura el doble sin problemas.